miércoles, 15 de abril de 2015

CARTA DE UNA CLIENTE DECEPCIONADA

 ¡No tengo que seguir tomando cantidades de pastillas! 

Cuando me enteré de la posibilidad de publicar historias de personas que han probado la desintoxicación según MUDr. Jonáš, decidí compartir con ustedes mi historia. No es que quisiera imponerme al público, a mi edad ya de todos modos no tendría un gran efecto, no obstante, pienso que en mi historia mucha gente puede encontrar la suya. Seguramente no soy la única que ha padecido de semejantes complicaciones de salud. 

Tengo 58 años y sin más nada digo que soy de los viejos tiempos. Cuando era joven no había tantas enfermedades y si alguna aparecía, solíamos curarla del modo natural. Mi abuela recogía hierbas y mis padres tenían una postura fría ante la medicina clásica. No es que no le creyeran. Pero un médico de calidad en aquella época era un lujo que no nos podíamos permitir. Y además – la mayoría de problemas se resolvía con pociones de hierbas de mi abuela. ¿Y una aparición excesiva de toxinas? Ni pensar, pues comíamos lo que cultivábamos nosotros mismos, teníamos carne de nuestros propios animales, los cosméticos casi no se usaban, habían muchas menos fábricas, el aire era más puro y el ¿estrés? ¡No conocíamos el concepto ni nos quedaba tiempo para él! 

Nunca padecía de enfermedades, la mayoría de mi vida hasta ahora sólo me enfrentaba a enfermedades común y corrientes como gripe o anginas. Nunca me encontré con alergia, síndrome de cansancio ni otra enfermedad de la civilización. Hasta mis cincuenta y cinco años. Durante unos meses empecé a sentirme mal. Me dolía todo el cuerpo y empecé a padecer de estreñimientos. Lógicamente se me ocurrió que mi organismo envejecido ya no aguantaba tanto y por eso decidí modificar mi dieta. Consumía fruta, cereales, pescado... Traté de limitar el estrés común a lo mínimo y pasear más al aire fresco. “Nadie está rejuveneciendo,” me decían mis amigas que se enfrentaban a problemas parecidos. 
Mis paseos no duraron mucho tiempo. Unos meses después ya apenas caminaba y a duras penas alcanzaba el ascensor. Mis estreñimientos no se acababan y mis articulaciones me dolían tanto que despertaba por la noche con la sensación de que me pinchaban miles de agujas. Aparecían más y más problemas, hasta que llegué al consultorio de mi médico. Desde allí salía regularmente a consultorios de varios especialistas. Casi todos me recetaron medicamentos así que si les digo que algún tiempo después tomaba un puñado de pastillas, ¡no es mentira! 
A pesar del esfuerzo de los médicos les cogí odio reprochándome a mí misma por no haber aprendido en aquel entonces los conocimientos de mi abuela sobre el poder de las hierbas. ¡Hubiera podido probarlas por lo menos! Lo que más me irritaba era el hecho de que siempre que llegaba a una consulta cualquiera, mis síntomas fueron calificados como un problema de salud, recibí otros medicamentes... pero ningún diagnóstico con sentido. ¡Si cada paciente tiene derecho a él! Cuando mencionaba algunas formas alternativas de la medicina, la mayoría de los médicos me miraron bruscamente o decían que esta esfera era cosa mía que no les concernía a ellos. 
Una conocida de mi hija me recomendó a MUDr. Jonáš y su método. No me era ajeno porque los productos de la investigación de MUDr. Jonáš contienen extractos de hierbas. Y por supuesto, también la información de toxinas. Me llamó muchísimo la atención porque sinceramente dicho, aunque siempre he llevado una vida normal – durante los cincuenta años de mi vida he tenido que absorber una cantidad de toxinas quiera o no quiera. Me dije: “¿Sigo tomando medicamentos que no me ayudan o simplemente pruebo algo nuevo mientras por lo menos ahora que tenga fuerza para probarlo?“ Y estaba decidida.
¡La medición con el aparato Salvia demostró la intolerancia de la proteína láctea y un defecto auto inmunitario! Pregunté ¿cómo era posible que padeciera de la intolerancia de la proteína láctea si consumía leche toda mi vida sin tener problemas jamás? El doctor me explicó que algunas enfermedades no se ven a primera vista. Pueden ir acumulándose en el cuerpo y atacar más tarde y con más fuerza. Y que la intolerancia de la proteína láctea es un fenómeno frecuente que es difícil de descubrir. A la mayoría de la gente ni se le ocurre, pues los problemas de salud existentes no tienen que parecerse a los problemas relacionados normalmente con la intolerancia de algún alimento. Pero nadie se lo explica, así que Ud. se convierte en un paciente con artrosis, osteoporosis, alergia, defecto cardíaco, etc. 
Debido a la intolerancia, mi sistema inmunitario empezó a trabajar en el régimen de la autoinmunidad y hacerme daño. Simplemente se rebeló y empezó a irritarse así mismo. El doctor me dijo algo que me asustó y tranquilizó a la vez. Es que estos dos asuntos, el fallo metabólico y problemas autoinmunitarios, a menudo se acompañan. Y que todavía no se ha encontrado con un problema autoinmunitario sin la intolerancia a algún alimento. Me propuso la desintoxicación compuesta de los productos LiDrenVelienDrenNodegMetabexMebol Cran. Los dos creemos que mi inmunidad se recupere y empiece a funcionar como debe ser. 
Sentí un alivio porque ¡los resultados después de la primera desintoxicación son notables! El régimen sin leche no me importa. Tomar dos veces al día productos que no cargan mi cuerpo con la química no me molesta en absoluto. Lo que sí me molesta es que en consultorios de los médicos cada día aparecen personas con un problema parecido como el mío. Pero los médicos no suelen descubrir la causa, así que seguirán curando a esa gente de enfermedades que en realidad no lo son en el sentido verdadero de la palabra. Y a menudo bastaría tan poco para resolverlo... 



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